Infraestructuras y abastecimiento de agua en Salillas
El siglo XX ha impulsado en todos los pueblos y ciudades un cambio radical en los tipos y estilos de vida gracias a la llegada de nuevas infraestructuras. Durante el siglo XX la aparición de la electricidad en las casas, el agua corriente, el asfaltado de las calles, la extensión del ferrocarril, etc han cambiado la vida en muchos pueblos. Salillas no fue una excepción y la llegada de nuevos equipamientos afectó positivamente a los vecinos mejorando poco a poco la calidad de vida en los pueblos. Es nuestro propósito repasar brevemente la evolución de estos cambios en las infraestructuras y sus consecuencias en la vida cotidiana de los vecinos de Salillas.
Evolucion de las estructuras de abastecimiento y saneamiento de Salillas de Jalón en el siglo XX
La ubicación de Salillas, junto a la fértil vega del río Jalón y a un importante acuífero subterráneo que discurre entre Ricla y Epila, ha facilitado la existencia de agua en el pueblo mediante fuentes públicas, acequias en sus cercanías y pozos privados.
Hasta bien entrados los años sesenta del siglo XX dos fuentes suministraban agua de boca a los vecinos del pueblo; una de ellas situada junto a la carretera de acceso al pueblo, esta formada por diez caños ubicados a ras de suelo alrededor de una estructura circular aportando agua a todo el conjunto formado por lavadero, abrevadero, fregadero y matadero. La otra fuente de dos caños se localizaba en el paraje denominado “La Fontana”, hoy totalmente desaparecida, donde actualmente se encuentra la huerta solar. Muchos vecinos recuerdan el lugar como sitio de recreo y esparcimiento al que acudían con la merienda con la llegada del buen tiempo.
Fuente de caños a la entrada del pueblo
El agua que brotaba por las fuentes se caracterizaba por ser un “agua dura”, es decir con una gran cantidad de carbonatos disueltos; esto es debido a que el agua subterránea de camino a la superficie atravesaba varias capas de calizas mesozoicas que le aportaban dicha característica.
Para el suministro diario a la casa de agua de boca, los vecinos acudían diariamente a las fuentes con sus cántaros y botijos de barro, generalmente antes de las comidas diarias para disponer de agua fresca. La que sobraba era guardada en el lugar mas fresco de la casa hasta la siguiente comida.
Ante la lejanía de la fuente principal del pueblo ubicada junto a la entrada, los vecinos de las cuevas se acercaban a recoger agua con sus cántaros a “La Fontana” gracias a un pequeño sendero que salvaba el desnivel entre las cuevas y la fuente.
Los agricultores más veteranos de Salillas recuerdan beber agua directamente de las acequias en su trabajo diario en el campo, siempre que fuera tomada en zonas de corriente y estuviera clara y transparente. La escasa presencia de productos químicos utilizados como fertilizantes y abonos en el agua facilitaron puntualmente un consumo que hoy día es impensable.
Para el suministro en las casas de agua para cocinar, limpieza personal y demás usos los vecinos almacenaban el agua en grandes tinajas de barro de varias decenas de litros de capacidad. El agua se obtenía de pozos ubicados en los corrales de las casas gracias a la cercanía del nivel freático y de aljibes que se rellenaban mediente la toma de agua por una rasa desde una acequia proxima; constituyendo el trabajo de obtener agua subiendo y bajando el pozal con la cuerda un trabajo más en las faenas diarias de la casa. Una vez llena la tinaja se cubría con un tape de madera y se dejaba reposar durante varias horas para que decantasen en el fondo todas las pequeñas particular que el agua pudiera contener en suspensión. Algunas casas sin pozo se acercaban a las acequias próximas (La Tanca y el Pilon) para recoger agua con el fin de rellenar las tinajas, siendo necesario tener que realizar varios viajes. En el barrio de las cuevas existían varios pozos que compartían los vecinos para su suministro.
Ante la dureza de este trabajo no se dudaba en momentos de importante precipitación en colocar en los corrales pozales, cubos y cualquier vasija que pueden contener agua para posteriormente rellenar la tinaja.
Tinaja para almacenar agua en las casas
Aunque los vecinos de Salillas recuerdan la abundancia de agua en las fuentes del pueblo, también constatamos momentos de escasez y dificultad en el suministro. En la primavera de 1910 el Ayuntamiento de Salillas pide ayuda a la Diputación Provincial de Zaragoza a fin de inspeccionar la fuente que abastece al vecindario ante “las pérdidas de agua por derivación” que merman el caudal regular que abastece al pueblo poniendo en peligro la continuidad de dicha fuente. La falta de recursos del Ayuntamiento para la contratación de técnicos privados le obliga a acudir a los ingenieros de la Diputación Provincial para reconocerla. El Ayuntamiento asume los gastos de desplazamientos y dietas del ingeniero durante las prospecciones y obras de reparación.
La década de los años sesenta impulsó definitivamente las infraestructuras y abastecimiento de agua en Salillas.
En diciembre de 1961 sale publicado en el BOE la subasta para contratar la ejecución de obras de alcantarillado. El proyecto plantea la construcción de un colector principal que partiendo de la parte más alta del pueblo recorre las calles principales uniéndose a ella varias ramas secundarias. En la parte más baja se construyó una fosa séptica para el depósito y posterior recogida de los lodos y barros. Una vez eliminados el vertido resultante se dirigía al río para su evacuación definitiva.
Instalada la red de alcantarillado y todavía sin agua corriente, algunos vecinos colocaron grandes depósitos en las partes elevadas de las casas que llenaban mediante bombas con agua del pozo o de acequias cercanas; de esta manera disponían precariamente de agua corriente en la casa.
Depósito temporal antes de la llegada del agua corriente
En la primavera de 1968 comenzaron las obras para abastecer de agua corriente a los vecinos de Salillas. Dos potentes bombas situadas junto a la fuente en la entrada del pueblo se utilizaron para extraer el agua con el que llenar el depósito construido en la parte más alta del pueblo junto a la estación. Un depósito de ladrillo y hormigón con una capacidad de 600 m3 que cubrió las necesidades de toda la población. Su distribución posterior por las casas se realizaba por gravedad. Dicho depósito continúa en funcionamiento en la actualidad (2009).
Deposito actual del pueblo
A finales de los años setenta la puesta en regadío de la finca de la Hoya, tras su adquisición a la Duquesa de Alba por unos empresarios agrícolas de Epila, redujo drásticamente la reserva de agua subterránea, bajando el nivel freático del suelo. Esta circunstancia provocó que las fuentes se secaran y dificultó la extracción de agua por las bombas. Ante este problema las bombas para el suministro se reubican junto al depósito, profundizando hasta los 180 metros para garantizar el suministro de agua en el futuro.
Tan solo en los años de importante y continuada precipitación durante el otoño o primavera los acuíferos se rellenan lo suficiente para hacer brotar de nuevo agua por los caños de la fuente, convirtiéndose durante algunos días en un acontecimiento de recuerdo y nostalgia para que aquellos que vivieron los duros años sin el agua corriente.
Siglo XXI, camino hacia la modernización
Son varios los proyectos en los que Salillas se integra en este comienzo de siglo a fin de mejorar sus infraestructuras de abastecimiento y depuración de aguas.
En el año 2003 la comarca de Valdejalón y el Gobierno de Aragón establecen una serie de convenios con varios pueblos en el denominado “Plan Del Agua”, para la mejora de las redes de abastecimiento, saneamiento y depuración. En Salillas se autoriza la construcción de una depuradora que evitara los vertidos directos en el río Jalón. A finales del 2007 entra en funcionamiento, estando ubicada junto a la huerta solar.
Desde 1999 el Gobierno de Aragón y la Confederación Hidrográfica del Ebro desarrollan un proyecto a largo plazo para el abastecimiento de agua a la ciudad de Zaragoza y su entorno con agua del Pirineo. Salillas queda incluida en este proyecto, de manera que un futuro el agua consumida por los vecinos será suministra desde el embalse de Yesa. Tras casi ciento cincuenta kilómetros de tuberías, acequias y depósitos el agua llegará a las casas de Salillas, mejorando de manera ostensible la calidad de la misma.
Hasta que el abastecimiento desde el Pirineo sea una realidad y ante la pérdida de calidad del agua obtenida de los pozos de donde se abastece el pueblo por la presencia excesiva de nitratos y otras sustancias utilizadas en la agricultura, en el 2009 comienzan las obras, junto al depósito de agua, de una pequeña planta potabilizadora que mejorará en breve la calidad del agua boca.
Construcción potabilizadora
En los últimos cincuenta años las infraestructuras relacionadas con el agua en el municipio se han ido adaptando poco a poco a las necesidades y nuevas situaciones medioambientales. Las sucesivas mejoras, bien recibidas por sus vecinos, incrementan poco a poco la calidad de vida en el pueblo.
Hasta la próxima
Pablo Founaud
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